La terapia dirigida es la más moderna en el tratamiento del cáncer y consiste en el uso de fármacos que actúan específicamente sobre las células cancerosas presentes en el tumor, provocando un menor daño a las células normales.
Permite tratamientos más eficaces con menos efectos secundarios en algunos casos.
Esto es posible gracias a los avances en la comprensión de las bases moleculares de las enfermedades, permitiendo la creación de medicamentos personalizados que actúan directamente donde se necesitan.